September 27, 2019
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– Posted on septiembre 26, 2019Posted in: Opinión
Imagino que le pasa a todo el mundo, pero, cuantos más años tengo, más me cuesta ubicar en el tiempo según qué acontecimientos.
La memoria no es la misma y, lógicamente, cada vez son más las situaciones por las que he pasado, con la consiguiente dificultad para recordarlas todas con exactitud.
Para más inri, hay veces en que tengo mejor recuerdo de cosas que pasaron en los años 90 que de otras acontecidas en esta década que ya se acaba…
Ahora bien, esa sensación de desmemoria no rige en mí de la misma manera cuando están de por medio los videojuegos.
Más allá de que una consola o un juego me pudieran gustar más o menos en su momento, hay muchos que tengo asociados a determinados momentos de mi vida.
No recuerdo exactamente la distribución que tenía la casa donde vivía a los cinco años, pero sí recuerdo que ganó un espacio additional para poner una habitación que era donde jugaba al Spectrum.
Muchos años después, también recuerdo jugar al Sonic two de Mega Drive en el chalet de veraneo o al Dragon Ball Z: L’Appel du Destin en casa de mis abuelos.
O que mis padres no querían que me encargara de enchufar el transformador a la corriente, por miedo a que me electrocutase…
De la niñez, incluso recuerdo a la perfección las máquinas que había en los salones recreativos que solía frecuentar, algunas de las cuales me obligaban a tirar de taburete.
Y la brasa a mis padres o mi abuelo para que se rascaran el bolsillo en busca de monedas.
También conservo la imagen de estrenarme con A Hyperlink to the Past y haber llamado al servicio de guías telefónicas (lo que oís) que ofrecía el Club Nintendo.
De la adolescencia, los principales recuerdos que atesoro son de las quedadas con amigos en casa, para jugar a títulos multijugador como el de las Tortugas Ninja o Streets of Rage.
Para el recuerdo quedarán las más de 100 horas a Phantasy Star On the net… sin on the web, en un televisor diminuto y con pantalla dividida para cuatro.
También hay cosas que asocio a momentos difíciles.
El Mega CD llegó a mis manos en un momento terrible pero, aun así, por la noche, le dedicaba varias horas al Sonic CD, mi vía de escape specific.
En definitiva, recuerdo claramente qué estaba haciendo cuando disfruté de multitud de juegos, pero no sé ya ni qué cené anteayer…

About Xtremeretro

X.R. se nutre de juegos sobradamente conocidos, pero también de algunos considerados malditos por las habituales asociaciones de bienpensantes, y otros tantos injustamente olvidados.
Rebuscamos en el fondo de nuestros archivos para traer aquellos títulos que todo el mundo debería probar, junto a las historias que se cuentan entre susurros en la industria del ocio electrónico.
Pasad, pasad… bajo vuestra propia responsabilidad.
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